Este es un curioso término dentro del mundo de los francotiradores, la idea que un francotirador tiene siempre en la cabeza es : un disparo un muerto. Pues bien en algunas ocasiones, muy raras un francotirador se permite el lujo de realizar un «quigley» un disparo dos muertos.
La proeza de un francotirador británico… puede también, que, con eso de la crisis este ahorrando munición… al fin y al cabo esas balas son casi misiles tierra-tierra.
«El 12 de septiembre, un comandante talibán conocido apareció en la parte trasera de una motocicleta con un acompañante –relata en su libro Harnden-.
Osmond hizo disparos de advertencia con su pistola y luego tomó su L96, (esta replica estamos artos de verla en los campos… ) la misma arma – número de serie 0166 – que había usado en Irak y en cuya culata había escrito: Te quiero 0166 (…).
De forma deliberada disparó un solo tiro. La moto cayó y con ella los dos hombres, que quedaron inmóviles en la carretera…
Cuando la patrulla británica acudió al lugar confirmó que ambos habían muerto cada uno con un agujero en la cabeza. La bala de 7,62 mm que Osmond había disparado había pasado por las cabezas de los dos hombres. Había logrado la rara proeza de `un disparo, dos muertes´».
«Los francotiradores utilizan silenciadores, lo que reduce el sonido de la explosión. Con una bala que viaja a tres veces la velocidad del sonido, es poco probable que la víctima escuchara nada antes de morir”, recoge Harnden en su libro, (publicado parcialmente por el diario Daily Telegraph).
El “quigley” de Osmond es lo más llamativo del libro, pero hay mucho más. Sorprendente es también que la mayoría de las muertes se produjeron con disparos a una distancia de 1.200 metros, o que incluso Potter alcanzara a un talibán a 1.430 metros. O que en apenas en dos horas abatieran, uno tras otro, a ocho insurgentes.
El comandante de la compañía, el mayor Mark Gidlow-Jackson, define a Potter y Osmond como el “epítome del pensamiento del tirador”, y destaca que “sabían perfectamente las consecuencias de lo que estaban haciendo y eran muy comedidos.
“… Los dos están dedicados por entero al arte del tiro. Son tranquilos, hablan de forma pausada y son absolutamente encantadores. Dos de mis mejores hombres de la compañía en la misión más peligrosa…”
La verdad es que un tipo que es capaz de castrar a un piojo a 400 metros merece al menos un libro… una peli… o por lo menos una entrada en nuestra web.
Un saludo!!
Muy buen articulo ….
Cojonudo artículo!!, estamos ansiosos por leer el próximo artículo amigo Justize, felicidades, muy diertido.
Buen artículo Justize.
Los francotiradores son especiales, no solamente por su habilidad de acertar con sus disparos, sino por su preparación psiquica, física y técnica que deben tener, es decir, a ser francotirador no llega cualquiera.
En cualquier caso, aparentemente solo se vé su resultado, dificilmente su consecuencia y nunca o casi nunca, el trabajo de preparación, decisión, planificación, aproximación, despliege y ejecución.
Por cierto, una pregunta: ¿qué siente el francotirador cuando efectúa disparo?
RESPUESTA: El sonido de la cabeza del martillo alojado en el cajón de los mecanismos, accionado por el disparador, cuando golpea la cabeza de la aguja percutora.
Depredadores … «Buena caza»